¿En qué consiste la incineración de un difunto?

La incineración o cremación es la destrucción de cadáveres y restos humanos por medio del calor en un horno crematorio y que lleva estos restos a ser reducidos a cenizas. A excepción de los cadáveres contaminados por crematorioproductos radiactivos, cualquier otro cadáver puede ser incinerado independientemente de la causa del deceso.

Aunque pudiera parecer un procedimiento de la nueva era, en realidad hablamos de un procedimiento milenario que, según algunos antropólogos, era practicado a finales del periodo neolítico. Incluso se han encontrado vestigios de rituales de incineración en zonas habitadas por los cananeos alrededor de 3000 años antes de Cristo.

La iglesia católica no aprobaba la cremación en un principio, pero en 1963 el Papa Paulo VI levantó la prohibición y unos años después permitió a los sacerdotes católicos la posibilidad de oficiar en ceremonias de este tipo. Aún hoy en día sigue habiendo ciertos sectores seculares que no la aprueban y aquellos que si lo hacen, indican que las cenizas deben enterrarse en vez de ser arrojados al mar, por ejemplo.

Proceso de cremación de cadáveres

Para la incineración de cadáveres se utiliza un horno crematorio que llega a tener temperaturas de hasta unos 900°C, lo que reduce a su mínima expresión todo aquello que entre en él. Para incinerar un cadáver hay que revisarlo en todos los aspectos, esto se hace dentro de un tanatorio donde existe una sala en la que, el responsable de esa labor, hace la inspección completa del cadáver en busca de elementos metálicos, tales como anillos, joyas o cadenas. En caso de ser hallado alguno de estos objetos será entregado de forma inmediata la familia. Si se realizara una ceremonia de ámbito religioso, se espera a terminar la misa y la velación del difunto. En ese momento el cuerpo es colocado en una cámara que se llama “retorta”, donde se puede seguir todo el proceso y controlarlo por grandes ordenadores.

Durante el proceso de cremación, órganos y otros tejidos son vaporizados, lo que queda son fragmentos pequeños de huesos, restos que son sometidos en otra máquina llamada cremulador, que termina de reducirlos a cenizas. Para que no haya riesgo de error con las cenizas, se introduce en el horno una placa resistente al fuego con los datos del occiso y esta es entregada junto con las cenizas y un certificado de cremación dentro de una urna, la familia recibe los restos normalmente unos días después y la urna estará sellada y pesa 2.5kg aproximadamente.

A partir de ahí, los familiares son libres de hacer con las cenizas lo que deseen, algunos optan por dejarlos en espacios habilitados del cementerio, otros los conservan en su propio domicilio e incluso hay casos donde algunas funerarias ofrecen realizar un diamante con el carbono que se obtiene de las cenizas del difunto. En aquellos casos donde se quiere esparcir las cenizas en el mar, debe realizarse a través de entidades autorizadas para ello, generalmente a más de 5 millas de la costa.

Precauciones durante las cremaciones

Algunas cosas que no suceden en una cremación son las siguientes:

• No se cremará más de un cadáver a la vez en el mismo horno
• No se incinera un cadáver que esté fuera del ataúd
• No se incinera un cadáver antes de que hayan transcurrido al menos 24 horas desde su fallecimiento
• No se puede incinerar un difunto judicial sin tener permiso del juez.

Es importante saber cómo es la despedida de nuestro ser querido, pues deseamos que éste sea despedido de la tierra con todos los honores, por lo que debemos entender que los empleados de un tanatorio son personas como nosotros y que desarrollan su trabajo de la mejor forma posible.