Curso de Cremación y Mantenimiento de Hornos Crematorios

¿Cómo evitamos que nos afecte el olor de un fallecido? ¿Puede quedarse impregnado en la ropa?

Trabajar en entornos donde hay personas fallecidas, especialmente cuando la muerte ha ocurrido hace días o semanas, expone a quienes lo hacen a una de las experiencias más intensas desde el punto de vista sensorial: el olor de la descomposición. Es un tema del que poco se habla fuera del ámbito profesional, pero que genera mucha curiosidad y, a menudo, cierta incomodidad. ¿Cómo hacen los profesionales para lidiar con este tipo de olores? ¿Se impregna en la ropa? ¿Es posible acostumbrarse?

 

La descomposición humana libera una mezcla compleja de compuestos químicos que producen un olor muy característico. Este olor es difícil de describir, pero quienes lo han sentido saben que es único y un tanto penetrante. Los cuerpos en descomposición liberan sustancias como cadaverina, putrescina, amoníaco, ácido butírico y sulfuro de hidrógeno, entre otros. Estas moléculas son las responsables del fuerte olor, y pueden empezar a emitirse en cuestión de horas después del fallecimiento, dependiendo de las condiciones ambientales.

 

Pero, ¿Cómo se puede evitar que afecte tanto el olor?

No existe una solución mágica para no sentir el olor, pero hay varias estrategias que se utilizan para minimizar su impacto. Una de las más comunes es el uso de mascarillas, que ayudan a bloquear parte de los compuestos volátiles. En algunos casos se aplican esencias fuertes, como mentol, directamente en la mascarilla o bajo la nariz, para contrarrestar el olor desagradable. Además del equipo de protección, el factor psicológico juega un papel clave. Con el tiempo, muchos profesionales desarrollan cierta tolerancia mental al olor. No es que dejen de oler, sino que aprenden a no reaccionar de forma visceral. Se entrenan para mantenerse enfocados en su tarea y no dejarse llevar por la incomodidad sensorial.

 

¿Puede quedarse el olor impregnado en la ropa?

Sí, es posible. Sobre todo si se ha estado mucho tiempo en contacto con el cuerpo o en un espacio donde el olor estaba muy concentrado. Los tejidos porosos como el algodón o ciertos uniformes de trabajo pueden absorber las moléculas volátiles que componen ese olor. Por eso, muchos trabajadores del sector utilizan ropa específica y desechable en estos casos, o lavan su uniforme inmediatamente después. En el caso del cabello, que también puede absorber olores fácilmente, es habitual el uso de gorros. 

 

CONCLUSIÓN

Aunque todo esto puede parecer desagradable o incluso morboso desde fuera, para quienes trabajan con la muerte día a día, el olor no es más que una consecuencia natural de un proceso biológico inevitable. No se trata de insensibilidad, sino de adaptación. Se aprende a convivir con ello desde un enfoque profesional, pero también humano.

 

En resumen, el olor de un fallecido puede ser una de las partes más duras de ciertos trabajos, pero hay formas de reducir su impacto. Y sí, puede impregnarse en la ropa, pero con el uso de equipos adecuados y una correcta higiene, este problema se puede controlar eficazmente.

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