¿Cómo hace el aseo mortuorio un tanatopractor?

Teniendo en cuenta que el oficio del tanatopractor es una profesión poco conocida por el gran tabú que existe en torno a la muerte y las tareas que derivan de este trabajo, en ocasiones es difícil creer que hay algo más allá del nombre de tanatopractor.

Sin embargo, ¿alguna vez te has preguntado cómo es el proceso de asear a una persona tras su muerte? Si estás interesado en saber la respuesta a esta pregunta, no dudes en seguir leyendo.

Existen diferentes factores reseñables para realizar el aseo mortuorio. Por ejemplo, el tipo de muerte, los materiales a utilizar, y en términos generales, el proceso a realizar.

Primer vistazo

Después de transportar el cuerpo y ponerlo sobre la camilla, se pasa a examinarlo junto a su historia, como si de un paciente de hospital se tratase. El proceso a seguir dependerá de la forma en la que este falleció.

A continuación, se limpia y desinfecta la superficie del cuerpo. Y tras estudiar por completo la causa de muerte, se prosigue con el resto de procedimientos derivados de esta. En el caso de una muerte, en la cual, el fallecido no resultó físicamente herido o no se le practicó autopsia, no es necesaria ninguna técnica extra para limpiar el cuerpo.

Pero, en el caso de una muerte de forma más violenta, las partes del cuerpo dañadas deben ser necesariamente  reconstruidas.

Materiales a utilizar

En el momento de realizar la limpieza general del cuerpo, es totalmente imprescindible que el tanatopractor utilice guantes de látex y jabón para lavar las impurezas y desinfectar. Además, el profesional necesita pinzas de disección, polvos absorbentes y algodón -para tapar orificios como la nariz y los oídos, de donde pueden salir líquidos internos-, adhesivo para la boca y cubreojos para evitar el deslizamiento de los párpados.

Tampoco podemos olvidar materiales de uso general en el aseo, como las cremas hidratantes, que se aplican antes del maquillaje; las toallitas húmedas, para pulir algunos detalles finales que den un aspecto higiénico; y finalmente, las cuchillas y espuma de afeitar, en los casos en los que se requiera. Todo esto, con el fin de dar el aspecto más cercano al que tenía la persona fallecida antes de morir.

Durante y después del proceso

Lo fundamental al realizar este procedimiento, es el correcto uso de las herramientas y el perfil del profesional, en conjunto con unas condiciones higiénicas. Las esterilizaciones y la ropa a utilizar son, de igual forma, esenciales en este trabajo.

 Estas son las claves en el caso específico del aseo mortuorio, aunque la tanatopraxia es un áera mucho más amplia. Estas tareas, elaboradas con cautela, paciencia y profesionalismo, hacen de este oficio uno muy digno de admiración.

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