Siento tanto no haber podido estar contigo… una reflexión de uno de nuestros alumnos

Jorge Vázquez ha preparado un emotivo texto para nuestro blog, que recogemos a continuación.

Morirse en tiempos de pandemia por el coronavirus es irse en soledad y sin despedida. Cada día está resultando más difícil gestionar ese dolor interno que está provocando esta situación, más aún cuando no hemos podido acompañarlos, escuchar sus últimas palabras, darles las últimas caricias y agarrar fuerte esas manos llenas de tanta historia.

Querido abuelo, cuanto siento que hayas tenido que irte solo, me quedo con esa pequeña sonrisa que cruzamos antes del día que tuviste que ingresar. Siempre serás un referente para mí, un hombre honesto, honrado y positivo…  Hoy ha salido el sol y tú ya no estás, pero a mí y al resto de tu familia nos ilumina el saber que te fuiste siendo querido y en paz, reflejo de lo que tu fuiste con todos.

Abuelo, has vivido 87 abriles, diagnosticado en el hospital con coronavirus ya no pudimos volver a ver tu rostro, solo sabíamos que tu vida corría peligro debido a tus patologías anteriores. Ambas enfermedades han conseguido derrumbarte.

Qué triste aquella tarde que sonó mi móvil para poder ir a darte el último adiós, sabía que nunca más tendría la oportunidad de verte con vida. Maldita distancia aquella que me prohibió agarrarte la mano y decirte hasta siempre…

Cada día estoy más concienciado de que esta pandemia es una guerra sin pistola, pero como la que ya viviste en tu infancia, una generación perdida la de aquellos niños que, como tú, sufrieron la guerra y la posguerra y que hoy siguen siendo los más vulnerables ante el coronavirus, en muchos casos como fue el tuyo con el peor de los finales provocando lutos indigeribles.

Falleciste el pasado 19/09/2020. Una vida junto a tu familia con historias que no se pueden olvidar, tus últimos años luchando contra el maldito alzhéimer y finalmente nos dejaste sin el último adiós…  en nuestros corazones queda un profundo vacío.

La vida golpea duro se rompe continuamente, pero me siento verdaderamente orgulloso y satisfecho de poder ir a recoger tu cuerpo sin vida a aquel maldito hospital, donde dejaste tus últimos sueños y palabras que tanto nos gustaría haber podido escuchar…

Por ti, por tu memoria y recuerdo siempre seguiremos en pie.

Jorge Vázquez Cuñarro
Alumno de Tanatos Formación
Santiago de Compostela