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¿Qué hacer cuando tu mascota fallece?

Para cualquier persona amante de los animales que tenga una mascota, sabe que uno de los momentos más tristes y dolorosos es verlos partir al otro mundo. Sabemos que es algo inevitable, nuestras queridas mascotas suelen tener un tiempo más limitado que nosotros en este mundo. Debemos estar preparados para el momento y saber cómo actuar y que hacer en tan difícil momento.

Uno de los posibles escenarios es que tu mascota muera en un horario de oficina o en horarios donde tú no puedas estar con él. Teniendo en cuenta que podría morir en tu casa debes contactar con el veterinario, es una persona idónea para guiarte, otra opción es contactar con el crematorio de mascotas para iniciar los trámites.

En caso de que no tengas el contacto necesario, tu veterinario debe ser capaz de conservar el cuerpo de tu mascota durante uno o dos días, así tendrás tiempo de tomar una decisión sobre qué hacer con sus restos. Tu veterinario puede ponerte en contacto con una empresa local encargada del entierro o incineración de mascotas.

Pautas principales al fallecer una mascota

Un aspecto importante cuando nuestra mascota muere es que debemos informar a los registros de identificación donde se encuentra inscrito el animal para dar de baja el microchip en la base de datos y poder proceder a enterrarlo o incinerarlo. Existen varias opciones para proceder con el manejo de los restos de tu mascota, desde la opción de la incineración colectiva o individual, hasta el entierro. La incineración colectiva es una de las más utilizadas.

Para los dueños de mascotas, una decisión importante desde el punto de vista emocional es decidir si enterrar o incinerar el cuerpo del animal. Debes tener en cuenta que ciertos ayuntamientos, por ley obligan a incinerar los restos del animal en lugares habilitados de una manera específica.

Algunos ayuntamientos como el de Madrid prestan servicio de recogida de animales muertos. Tal servicio se presta a particulares, pero tiene una desventaja y es que se lleva a cabo una incineración colectiva, varios animales fallecidos son incinerados al mismo tiempo y en este caso las cenizas del animal no son entregadas. Puedes llevarlo a una empresa privada, donde tal procedimiento se hace de manera individual y los dueños pueden recoger las cenizas de su mascota.

Reglas y legalidades en muertes animales

El procedimiento debe realizarse bajo un marco legal por cuestiones sanitarias, no es recomendable tirar el cuerpo a la basura, abandonarlo en el campo o simplemente enterrarlo en cualquier lugar, estas acciones pueden provocar un problema sanitario. Los animales fallecidos son fuente de contaminación, tanto del suelo como de agua y pueden llegar a producir intoxicaciones de personas y animales. Existe además el peligro de que animales carroñeros puedan desenterrar el cuerpo de la mascota y lleguen a propagar infecciones y enfermedades.

Si el animal ha muerto por un accidente, no se debe abandonar en la carretera o en la calle ya que el abandono de un animal muerto en vía pública constituye una infracción que te puede llegar a costar hasta 1000€. Si llegas a tener el infortunio de atropellar a un animal en alguna carretera, debes llamar a la guardia civil o a la policía de carreteras para informar de lo sucedido. En estos casos es poco probable que lleguen a ponerte una multa y de hecho al avisar a las autoridades, el animal puede ser enterrado y recibirá una sepultura merecida.

Desde un punto de vista legal, estos son los procedimientos que podemos realizar por nuestra mascota, solo nos queda tener fortaleza y recordar todos los buenos momentos que nos regaló en vida.

Ritos funerarios en Mesopotamia

Muchos estudios afirman que hace más de 3500 años, los hombres con altos recursos practicaban complejos ritos funerarios. Los primeros vestigios de estos ritos para el difunto, se presentaron por los sumerios en la baja Mesopotamia.

Esta ciudad se menciona en la Biblia y se comenta que sería el lugar de nacimiento de Abraham y el emplazamiento de Ur. Tal lugar está ubicado cerca del Éufrates, es allí de donde podemos llegar a rescatar muchos detalles acerca a los ritos funerarios que se realizaban gracias a la conservación de las tumbas, sobre todo aquellas que pertenecen a la realeza.

Tesoros ocultos e inmensos sepulcros

En las grandes ciudades del vasto imperio de Mesopotamia, se puede encontrar muestras de cómo la gente perteneciente a la realeza, era enterrada en bóvedas que llegaban a contener una o más habitaciones con contenidos increíbles. Un ejemplo es la tumba de una reina que probablemente data del 2.500 antes de Cristo. Se encontró un carro de madera decorado con un mosaico de piedras de colores y blanco perla, entre otras posesiones significativas.

Se sabe que entre los ritos funerarios para los monarcas, existían tradiciones muy horribles entre los que podemos contar la costumbre de ser enterrados junto con sus seguidores, por ejemplo el “gran foso la muerte”. Es un lugar que está rodeado por tanques con burros y bueyes donde se encuentran 74 víctimas, allí se ven soldados armados y entre ellos 4 mujeres y 68 músicos. Se piensa que ellos ofrecieron su vida, pues se encontraron indicios de muerte por envenenamiento.

Centros de cultos y creencias de la muerte en Mesopotamia

Para las personas que no pertenecían a la realeza, el ritual mesopotámico era menos rico que el de los egipcios. En este caso los difuntos simplemente eran enterrados en pozos cavados en el suelo. Un lugar muy importante para el pueblo de Mesopotamia eran Zigurat, un templo que tiene la forma de una torre escalonada con una base que podía ser de forma rectangular, ovalada o cuadrada. Estas eran dedicadas al culto de los dioses y se consideraba que en esos templos moraban. El Zigurat a diferencia de las pirámides, poseía una fachada y estaba integrada con el centro urbano. Encima de estas construcciones se construían observatorios astronómicos. Los mesopotámicos estudiaron mucho la astrología  y astronomía.

Para los babilónicos el más allá era un reino de sombras lleno de barro y polvo, por lo que los muertos sufrían de mucha sed y dentro la ceremonia de despedida del cuerpo se hace uso del elemento agua como algo indispensable. Las ofrendas fúnebres consistían en  vasijas que acompañaban a los fallecidos en su viaje hacia el otro mundo, otros elementos como el fuego, la tierra, el aire y el éter completaban los símbolos ceremoniales de este ritual para desear una adiós en paz y un buen tránsito del alma de la persona fallecida al más allá.

Para estas personas la muerte era más que un paso a un lugar sin retorno. Algo sumamente curioso es que en toda la mitología mesopotámica, sólo se le permite a un “héroe humano” disfrutar de la vida eterna junto a los dioses y también el agua aparece como pieza base.

¿Cómo es el Rito funerario de los Toraja?

En la República Indonesia existe una isla conocida como Célebes Meridional y justamente ubicado allí, en su región montañosa, existe una tribu indígena conocida como los Toraja. Estas personas aún conservan muchas de sus creencias a tal punto que el gobierno de Indonesia ha reconocido esta creencia animista como “Aluk To Dolo” que tiene como significado el camino a los ancestros.

Indonesia es un país donde la mayoría de su población es cristiana conviviendo junto a un buen número de personas que profesan la fe musulmana. Sin embargo, en esta isla predomina las creencias antiguas, para estas personas la muerte y la vida se complementan. En el caso de los Toraja, existen ciertas creencias sobre la muerte que pueden parecer increíbles, un ejemplo puntual es que ellos no se lamentan al perder las cosechas puesto que piensan que irán para los muertos.

Tales creencias han llevado a los miembros de estas tribus a realizar ritos funerarios que se han vuelto importantes eventos sociales e incluso atractivos turísticos, pues participan un gran número de personas durante varios días reforzando las relaciones y creencias de sus antepasados.

¿Cómo es la Tanatopraxia de los Toraja?

Cuando una persona muere, sus familiares llevan a cabo una serie de ceremonias conocidas como “Rambu Soloq”, lo interesante de estos ritos, es que no se celebran de forma inmediata a la muerte, de hecho los funerales en esta isla pueden tardar semanas, meses o incluso años, puede ser debido a que las familias deben ir recaudando poco a poco los fondos necesarios para poder cubrir los gastos del ostentoso funeral.

Durante el tiempo que se requiere para realizar el funeral del fallecido, este es embalsamado y almacenado bajo el mismo techo que su familia, la creencia dicta que una persona no está realmente muerta hasta que las ceremonias fúnebres se completan, de otra forma se considera que está enferma. Sus creencias les indican que la muerte es un proceso largo y que el fallecido puede tardar años antes de alcanzar el más allá, es por esto que para facilitar su paso al paraíso se hacen elaborados y costosos funerales.

Los preparativos deben extenderse por la misma cantidad de tiempo. Dentro de estos se puede encontrar que el cuerpo del fallecido es envuelto en varias capas de ropa y es guardado en el “Tongkonan”, que es una casa típica Toraja que imita la quilla de un barco, pues para ellos su pueblo llegó a la isla por medio del mar. Aunque allí se vive en casas modernas, persiste el arte de saber construir estas casas que son el punto de reunión de asambleas familiares, con el fin de acelerar ceremonias y como símbolo de estatus de la familia.

Entre tristeza, alegría y homenajes

También durante este tiempo se elabora el “Tau Tau” del fallecido, figuras talladas en piedra de tamaño natural que tradicionalmente muestra el género de la persona fallecida. Estas representaciones son costeados por la misma comunidad Toraja como una forma de honrar al fallecido, este privilegio es reservado generalmente a clases superiores, ya que ellos creen que la muerte es un proceso gradual, se dice que el alma del fallecido vaga por el pueblo hasta que la ceremonia se completa y así puede empezar su viaje hacía “El Puya” (la otra vida).

Por ultimo, viene la celebración del funeral, se recibe a los invitados y después del gran banquete, los hombres cargan el ataúd con todo y los pesados ornamentos para iniciar la procesión. A diferencia del resto de culturas, los portadores bailan, cantan y ríen, incluso la familia se une al ambiente festivo aunque lleven prendas de luto. Según el estatus del fallecido se realiza la tradición más importante de todas, el sacrificio de búfalos, cuanto más prestigio tuviese la persona, más búfalos se sacrifican. Durante este acto los jóvenes recogen la sangre que brota  de los animales en tubos de bambú al ritmo de música y danza tradicional. Una vez terminado el sacrificio, la carne es repartida entre los invitados.

El ataúd se deposita en una cueva o tumba tallada en algún acantilado rocoso junto con las pertenencias del difunto y delante se coloca el “Tau Tau”. De esta manera se puede encontrar que los cementerios consisten en una serie de balcones precedidos por una serie de figuras de madera. Otra forma de entierro consiste en dejar el ataúd de madera colgado en el acantilado y cuando un bebé muere este se envuelve en un paño y es colocado dentro de un árbol vivo, cuando el árbol comienza a sanar se cree que el niño ha sido absorbido.

Descubre más ritos funerarios que os hemos contado con anterioridad

Fuente: http://elrincondedario.blogspot.com.es/2015/03/los-tana-toraja-y-su-curioso-rito.html

¿Cómo eran los ritos funerarios de los egipcios?

La muerte ha acompañado al hombre durante toda su existencia y hubo muchas culturas que tenían diferentes conceptos sobre la vida y la muerte. Esto se puede evidenciar en los orígenes de sus creencias. Por ejemplo, en el antiguo Egipto, en los tiempos pre dinásticos (antes de las dinastías) los cuerpos egipcios eran enterrados desnudos y en posición fetal en las calientes arenas del desierto, lo que hacía el proceso de putrefacción del cuerpo mucho más lento. Por ello, cabía la posibilidad de que alguno de estos cadáveres aflorara a la superficie de tal forma que se llevaba a pensar que el cadáver se movía, que podía vivir y por supuesto que había vida tras la muerte.

La evolución de esta creencia llevó a los egipcios a creer que el cuerpo y el espíritu inmortal se reunirían para vivir otra vida en el paraíso, por lo que el cuerpo debía ser momificado de forma que fuera protegido de la putrefacción. La energía vital permanecía en el recinto mortuorio, y por ello, junto a los difuntos se enterraban víveres y estatuas que representaban ayuda para él, la parte espiritual debía abandonar el cuerpo durante el día y regresar por la noche.

Como acceder a una momificación

En un principio todos estos ritos funerarios eran diseñados para los faraones, ya que al ser representaciones de los dioses en la tierra, al morir adquirían estatus divino. Sus cuerpos y almas debían de mantenerse resguardados para la próxima vida. Sin embargo, tras la revolución del culto funerario, el hombre común ya podía acceder a la otra vida por medio de los rituales de la momificación y el entierro entre los que se incluían la ceremonia de apertura en la boca entre otros.

El proceso de embalsamamiento se realizaba especialmente si se trataba de alguien de la realeza o una persona con recursos. Tales ritos llegaron a su máxima expresión en la IV Dinastía, incluso se ha llegado a encontrar animales embalsamados. Mantener el cuerpo intacto era algo primordial para que el difunto pasara a la otra vida, y ser momificado en especial al ser enterrados en tumbas. Era un lujo practicado por todo aquel que se lo podía permitir. Llegaron a existir tres tipos diferentes de servicio, el más económico consistía en quitarle al cuerpo las entrañas y sumergir el cadáver en natrón durante 70 días.

Proceso de momificación en el Antiguo Egipto

La tarea de momificar a un difunto rey y reina tomaba un tiempo aproximado de dos meses. La conservación del cuerpo tenía un vínculo directo con el hecho de perpetuar el recuerdo del difunto. Por lo tanto, a los ricos y poderosos, incluidos los faraones, se les hacía un embalsamamiento que consistía en colocar el cuerpo en una tabla y hacer un corte en el abdomen para extraer todos los órganos a excepción del corazón que dejaban en el interior del cuerpo sin tocarlo ya que tenían la creencia de que en él residía la vida del difunto.

Los egipcios tendían a sacar el cerebro de los cadáveres puesto que para ellos no era importante. Lo hacían a través de la rotura de la capa de hueso y a través de una fina vara con forma de gancho a través de  la nariz se agitaba el cerebro hasta que se volvía líquido y posteriormente era vertido a través de la misma. Finalmente se limpia la cavidad craneal con lino y se cubría con resina caliente para sellarla. Después de toda esta operación se sumergía el cadáver en natrón, sustancia química que deshidrata el cuerpo y prolonga su conservación, en este momento, se amortaja al difunto con lino y la tela se pegada al cuerpo con resina.

Para el acto funerario después de realizar la momificación del difunto, era necesario que un sacerdote realizara el ritual de la apertura de la boca, esto aseguraba que la persona respiraba en el más allá. Luego los sarcófagos eran tirados por bueyes mientras se cantaba y recitaba algunas composiciones, un sacerdote iba derramando leche por el paseo y otro iba detrás del sarcófago quemaba una especie de incienso en el aire para purificarlo, se solía enterrar con la persona algunas de sus riquezas, estatuas y alimentos, se le llamaba ajuar funerario.

Algunas de estas creencias aún perduran en la cultura funeraria mediterránea moderna que tiene en común con estas civilizaciones la idea de que hay una vida mejor después de la muerte.


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