¿Cuál es el origen de la Tanatoestética?

La tanatoestética es la práctica que permite darles un aspecto más pulcro a nuestros difuntos por medio del maquillaje de estos. Al contrario de lo que se puedas pensar, esta profesión tiene más años de los que crees.  Tal vez no se usaba este nombre, pero más allá de nuestros libros de historia, se han tenido rituales para los cadáveres.

Hoy te contaremos un poco sobre los orígenes de esta práctica y las diferencias que existen entre los rituales actuales y los antiguos.

Valga decir que esta profesión no es nada fácil y se requiere de un gran amor y compromiso por la misma. Se trata de un trabajo anónimo e imperceptible por los familiares que se encuentran sumidos en su duelo, pero sin su dedicación no podríamos hacer velatorios con cajones abiertos y nos permiten llevarnos una última imagen de nuestros seres queridos en absoluta paz.

La Tanatoestética desde la era de piedra

Es muy complicado encontrar una primera referencia de la tanatoestética, pero las referencias más antiguas se remontan a la era de piedra, donde se vestían a los difuntos con ropas especiales y se maquillaban con barro rojo para darles una última despedida.

De allí podemos saltar hasta los egipcios, quienes tenían la creencia de que el alma no podría sobrevivir sin el cuerpo y desarrollaron las técnicas tan conocidas de momificación, que permitían conservar los restos, incluso hasta nuestros días. Valga resaltar que fueron los pioneros en el uso de cosméticos, se acostumbraba usar henna para tintar el cabello, malaquita azul o verde para colorear los ojos o carmín para dar color a los labios, entre otros.

Trasladándonos a otra región del mundo, los orientales utilizaban elementos tales como tinta china, aceites de té, polvos de azahar, pulpa de frutas, entre otros para maquillar muertos, mientras que en Grecia con ayuda de aceites extraídos del azafrán y otras flores se teñía el cabello de los difuntos y se les maquillaba la cara con plomo blanco y carmín o bermellón en labios, uñas y mejillas.

Un poco más cerca de nuestra época, durante el renacimiento se vivió una época donde se resaltaba ampliamente la belleza y los arreglos funerarios y se empleaban pomadas de cacao y vainilla para conseguir una apariencia pálida o blanquecina en el rosto de los difuntos.

Algunas de las técnicas actuales

En nuestra época, el principal objetivo de la tanatoestética es buscar una apariencia entre comillas, saludable al difunto y darle algo de vida. Conseguir que el cuerpo luzca como si estuviera dormido, se considera un éxito rotundo.

En muchos sentidos se emplean técnicas tradicionales de un maquillaje convencional pero que cuenta con una primera técnica de conservación del cuerpo a partir de inyecciones intravasculares con sustancias químicas, deshidratantes, antisépticas y astringentes para este fin.

Posteriormente el tanatopractor procede a realizar las debidas prótesis o “reparaciones” que el cuerpo requiera en caso de muertes traumáticas a causa de un accidente o similar y finalmente se pasa al proceso de maquillaje. Además, en las ocasiones que se pueda, se recomienda consultar a la familia por los hábitos de maquillaje de la persona en vida, en el caso de las mujeres, ya que estaría mal visto maquillar a una persona que nunca lo hizo en vida, poner demasiados productos a una mujer mayor o dejar una apariencia demasiado natural si se solía usar maquillaje ampliamente.

En el caso de los caballeros, tienden a ser más simple, puede optarse por emparejar el color de la piel si ha perdido tonalidad, afeitado y un poco de color en las mejillas será más que suficiente. Recuerda que la idea es dar una apariencia de sueño pacifico. En ambos casos se pasará a vestir al difunto con la ropa seleccionada, peinar el cabello y disimular los moretones u ojeras que pudieran aparecer por acumulación de sangre.