¿Por qué algunos cuerpos se descomponen y otros no tras la muerte?

Cuando una persona fallece, inmediatamente inicia un proceso de descomposición de su cuerpo. En algunos casos es más acelerado que en otros.

Existen muchos cadáveres que han sido exhumados y se conservan muy bien después de años, por lo que muchos se preguntan: ¿Por qué algunos cuerpos se descomponen y otros no tras la muerte? No es un milagro, hay una explicación científica que da respuesta a esta pregunta.

¿Por qué se descompone un cuerpo?

Tras la muerte, el cadáver experimenta una serie de cambios que llevan a la descomposición. Es un proceso que ocurre debido a la acción de bacterias y parásitos que se encuentran tanto dentro como fuera del cuerpo, en combinación con el oxígeno y las temperaturas cálidas.

El cuerpo entra en una fase de inflamación y comienza a liberar gran cantidad de fluidos, además de producirse algunos derivados químicos que emiten un olor putrefacto. Los tejidos corporales comienzan a disolverse tras la acumulación de gases, producto de bacterias, hongos y parásitos, lo que indica que el cuerpo se descompone

Se pueden emplear técnicas para retardar este proceso, como por ejemplo, la refrigeración, la congelación, la conservación transitoria o el embalsamamiento.

¿Por qué algunos cadáveres no se descomponen tras la muerte?

Este es un hecho que ha sorprendido a muchos científicos, religiosos y particulares, que se han encontrado con casos de cuerpos que no se descomponen tras la muerte.

La naturaleza interviene de manera directa en el hecho de que un cadáver no se descomponga, pero también existe una serie de factores que inciden para que se de este fenómeno:

Momificación natural

La momificación natural se produce cuando hay ausencia de oxígeno, el ambiente es totalmente seco, y sin duda, el cuerpo no tiene contacto con ningún tipo de insecto. Estas condiciones son ideales para la desecación del cuerpo, aunque se necesita también que el cuerpo no presente exceso de grasa.

Se da con frecuencia en lugares como las criptas de iglesias y monasterios, donde se han encontrado cuerpos bien conservados pasados los años desde el entierro de los mismos.

Aunque también puede darse en pantanos, ya que disponen de unas características muy particulares, idóneas para la conservación de un cadáver.

Adipocira

Cuando el ambiente es bastante húmedo pero estéril, el cuerpo pasa por una fase en la que los tejidos se transforman en un compuesto similar al jabón (saponificación) y se hacen más moldeables, como una plastilina.

El cadáver queda como si fuera de cera, muy bien conservado y casi como si estuviera vivo.

Petrificación

Así se quedan algunos cadáveres tras ser sometidos a una infiltración con hidrioxipatita y carbonato cálcico. El cuerpo queda en un estado pétreo. Un ejemplo muy conocido es el de las Momias de Guanajuato y las del pantano de Tollund.

Corificación

La corificación es otro proceso que puede conducir a la conservación de un cadáver. Se produce cuando este es enterrado en un ataúd de zinc o plomo, totalmente sellado. El cuerpo queda flexible y blando, con una apariencia semejante al cuero.

Lo que tienen en común todas estas maneras naturales de conservar un cuerpo sin vida, es la ausencia de oxígeno, imprescindible para evitar la descomposición de un cadáver.

 

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