Antes y después de la tanatopraxia

A través del tiempo, desde civilizaciones muy antiguas se han utilizado prácticas que garanticen la conservación de los cadáveres. Estas prácticas han ido evolucionando conforme lo ha hecho la ciencia y la tecnología marcando un antes y un después en cuanto a técnicas de conservación de cuerpos se refiere.

La tanatopraxia tal y como la conocemos hoy en día es el conjunto de técnicas o acciones desarrolladas para conservar, restaurar o reconstruir un cuerpo sin vida, bajo los estándares de higiene y estética establecidos para su práctica. Es decir, mediante este método se ofrece tanto al difunto como a los familiares y seres queridos la mejor imagen posible para el momento de su despedida de este mundo.

Antes de la tanatopraxia propiamente dicha

Para poder entender lo que significa la tanatopraxia, debemos remontarnos a tiempos muy remotos para hurgar un poco en sus orígenes. Podemos empezar desde la prehistoria, específicamente durante la Edad de Piedra, en donde ya se veían las primeras costumbres de vestir a los difuntos con ropas “especiales para la ocasión”, además de decorar su rostro con barro.

Sin embargo, podríamos decir que los Egipcios fueron los primeros en intentar conservar el cuerpo de los difuntos, ya que según sus creencias no podía existir el alma sin un cuerpo al cual habitar. En esta civilización se comenzaron a embalsamar y momificar los cadáveres, siendo los pioneros en el uso de cosméticos (carmín, henna, malaquita, entre otros) para mantenerlos en el tiempo. En la China antigua, se maquillaban los cuerpos empleando pulpas de frutas, la llamada tinta china, polvos de azahar o aceites.

En Grecia, se solía extraer aceites de diferentes tipos de flores para teñir el cabello de los fallecidos, además de utilizar plomo blanco para cubrir su rostro, pero no es sino a partir del siglo XVII que se comienzan a utilizar mezclas inyectadas a través de las arterias para dar paz a los difuntos. Esto fue posible gracias a los descubrimientos y estudios del Doctor William Haervey y posteriormente fue el Dr. Frédérick Ruysche quien creó un líquido conservante que retrasaba la inminente descomposición de los cuerpos.

Durante el Siglo XIX, Jean Nicolas Gennal, inventor y oficial de la Armanda Francesa comenzó a inyectar soluciones a base de acetato y aluminio a los cuerpos de los soldados caídos en combate para que pudieran ser repatriados, mientras que para el año de 1861 el Dr. Thomas Holmes, quien es considerado el padre de la tanatopraxia moderna, se dio a la tarea de conservar cuerpos para utilizarlos en la línea de fuego contra el enemigo durante la guerra de secesión en los Estados Unidos. En cuanto al primer embalsamamiento del cual se tiene registro, fue realizado al político Francés León Gambetta, por el Dr Baudrian, el cual se considera el precursor del uso del formol para esta técnica.

La tanatopraxia en la actualidad

En la actualidad, la mayor parte de las técnicas de conservación, no son más que el desarrollo y perfeccionamiento de las prácticas implementadas por distintas culturas en diferentes épocas. Todas estas técnicas se han ido mejorando gracias al uso de productos químicos que nos dan la garantía de que el cuerpo se conservará, por al menos, el tiempo necesario para la celebración del velatorio.

La tanatopraxia se ha convertido, en tiempos recientes, en un oficio cada vez más demandado y existen cursos e instituciones que pueden formar a los tanatopractores que a fin de cuentas serán las últimas personas que puedan “cambiar el rostro” de un fallecido.

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