¿Cómo datar una muerte?

Datar la muerte de una persona es una ciencia que intenta obtener el momento exacto de la muerte de un individuo. Al apoyarnos en diversos elementos podemos tener una aproximación muy real con respecto a lo sucedido pero en esta ocasión no estamos hablando de la escena donde sucedió el fallecimiento o de cualquier agente externo, aunque los mismos pueden acelerar o frenar cualquier cambio en el cadáver. Aquí nos referimos específicamente a las transformaciones químicas, biológicas y físicas que va sufriendo o desarrollando el cuerpo del ser humano una vez se convierte en un ser sin vida.

Entre las modificaciones que tienen lugar en un cadáver y en orden cronológico son, flacidez muscular, relajación de esfínteres, deshidratación, enfriamiento o también llamado algor mortis, rigidez o rigor mortis, fauna cadavérica (reproducción de insectos, parásitos, microorganismos y bichos) y finalmente la putrefacción del cuerpo.

Procedimiento para datar una muerte

Para datar la hora de muerte se debe analizar de acuerdo sea el caso, ya que un cadáver reciente no tendrá el mismo estudio o análisis que puede tener uno completamente descompuesto por el paso del tiempo. Por ejemplo, para el primer caso analizar la temperatura del cadáver puede darnos una gran precisión para encontrar la hora de la muerte, utilizando el Nomograma de Henssge, el cual toma en cuenta la temperatura rectal en relación a la temperatura del medio ambiente donde se halló el cuerpo, la deshidratación del cuerpo, sobre todo en la cavidad ocular la cual origina la llamada mancha esclerótica, opacidad de la córnea, hundimiento ocular, entre otros también pueden ser de mucha ayuda. Para los cadáveres con un mayor tiempo sería más conveniente estudiar la datación cadavérica tardía, la cual consiste en estudiar los huesos, en su proceso de momificación.

Avances en el proceso de datar una muerte

Estás modificaciones pueden cambiar considerablemente la apariencia que tenía el sujeto en vida, por lo que se debe tener mucho cuidado y analizar cada fenómeno para evitar cometer un error como sucedió en el caso de Esther Solymossy. Una niña de 14 años que desapareció durante varios meses y que posteriormente fue encontrada sin vida en un río en un estado de descomposición tan avanzado que los primeros forenses de la época que estudiaron el cuerpo se equivocaron en sus estudios, alegando que el cuerpo encontrado no pertenecía a la desaparecida sino que pertenecía a una persona mayor.

Actualmente gracias a las nuevas tecnologías se han realizado grandes avances en una materia tan importante desde el punto de vista legal. Para establecer la posible culpabilidad o no de una persona en un crimen o para reconocer a una persona desaparecida y entre los estudios más novedosos desarrollados para datar la muerte de una persona se encuentra el estudio de las bacterias de la cavidad oral. En una investigación realizada por el Profesor del Área de Microbiología David Rodríguez Lázaro junto a expertos de otras tres instituciones (Universidad de Tennessee, Universidad de Girona, y el ITACYL) han descubierto la importancia del análisis de las comunidades bacterianas de la cavidad oral del sujeto en estudio. Debido a que estas se encuentran en el individuo mucho antes de su fallecimiento y a medida que avanza la descomposición, estas bacterias sufren grandes transformaciones muy distinto a otro tipo de fauna cadavérica que surgen  post mortem.

Aunque aún no se puede datar la muerte de un ser humano con una exactitud del 100%, los avances desarrollados nos acercan cada día más al logro de este objetivo.

Si te interesa formarte en la Tanatopraxia y Tanatoestética,  puedes formarte en Tanatos Formación ¡Pide cita sin compromiso en el 911 388 999!